domingo, 3 de enero de 2016

¡Qué bonitos los anuncios!



Me encantan los anuncios, mucho.  Tanto que ni hago zapping ni me gusta que lo hagan cuando llega la publicidad. Observando los anuncios te das cuenta de un montón de cosas. Cosas como que las personas van vestidas del color de la marca que se anuncia, por ejemplo.  
Pero también te percatas de cuestiones menos banales. 
Ayer, año ya 2016, vi dos anuncios casi seguidos que dicen mucho de cómo está el tema en cuanto a la igualdad de género.  
El primero decía que las mamás no cogen la baja, se toman xxxx  (antigripal o algo así) y siguen adelante con los niños y la casa. Y salía una súper mujer, de ésas que pueden con todo y no paran desde que se levantan hasta que se acuestan y que además siempre tienen una sonrisa en los labios y están encantadas de llevar esa vida que llevan, con su niña disfrazada de hada, creo. La niña feliz porque su madre, a pesar de estar hecha una braga, va a seguir con su marcha como si no pasara nada.
En el otro anuncio, también de un antigripal, salía un hombre que se tomaba el medicamento para poder irse a jugar con los amigos a un paintball. El resfriado no le podía cortar la diversión. 
La publicidad es el reflejo de la sociedad y no es casual que estos anuncios los protagonice, el primero una mujer y el segundo un hombre. A lo mejor es que si sacan a un hombre curando sus síntomas para encargarse de la casa y los niños al salir del trabajo,  las ventas bajarían.  O al revés. 
Aún hay quien está muy satisfecho con la situación actual, pero estas cosas son muy reveladoras y, la verdad, queda muchísimo por hacer, algo que vaya más allá de decir "andaluzas y andaluces", "alumnas y alumnos" y todo eso que está tan de moda. 
Deberían empezar por controlar un poco la publicidad porque influye (y mucho) en todos, niños y mayores. Y quitar normalidad a situaciones que tendrían que estar ya erradicadas, tan modernos y desarrollados que somos. 

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